jueves, noviembre 08, 2007

sobre alarma de bomba en la asamblea legislativa


En 1933 el Canciller alemán Adolf Hitler le dio fuego al Reichstag, el parlamento alemán, y acusó de ello “a terroristas comunistas holandeses”.
La jugada le sirvió no sólo para que el partido nazi ganara las elecciones una semana después, sino para promulgar leyes especiales que le permitieron, en nombre de la seguridad, perseguir de manera despiadada a sus opositores políticos.
Una copia al carbón hizo W. Bush luego del ataque a las torres gemelas. De ese atentado se sabe que por lo menos lo dejaron pasar y luego se aprobó la célebre ley patriota, que incluso obliga a los bibliotecarios a entregar información a las fuerzas de seguridad.
Son elementos que se deben tomar en cuenta a la hora del análisis de coyuntura en la “dictadura en democracia” declarada de los hermanos Arias.

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